domingo, 10 de junio de 2012

La supuesta "sustentabilidad"

A veces mas una moda que una verdadera convicción

Desde hace ya varios años he venido escuchando la palabra "sustentable" refiriéndose a un ámbito ecológico o renovable y con el paso de los años se ha venido haciendo más y más frecuente el uso. Sin embargo, poco a poco he notado como se ha desgastado el término, habiendo comenzado por referirse a utópicos edificios que no contaminaban con CO2, no producían desechos ni necesitaban grandes cantidades de energía para climatizarse, para luego simplemente referirse a una vivienda o edificio como cualquier otro (nada bioclimático, muy contaminante, con poca o nula eficiencia de climatización) al que simplemente se le instala un arreglo de paneles solares o un escusado ahorrador de agua.

La lucha en las ultimas dos décadas por crear conciencia en la sociedad sobre la fragilidad de nuestro hábitat ha sido aprovechada por el mercado (principalmente el inmobiliario, aunque también en prácticamente todos los sectores) para generar una moda, la llamada "moda verde" o "moda sustentable" que no es otra cosa más que un placebo, pues como ya lo mencioné, a una vivienda que se construye como siempre se ha hecho, con el simple hecho de ponerle un "panelsito" fotovoltaico en el techo, le es suficiente al desarrollador para venderla como "vivienda sustentable", cobrar subsidios gubernamentales y venderla con su respectiva plusvalía por ser "sustentable". Sin embargo, cualquiera que guste ahondar en el tema de la permacultura y la ingeniería/ciencia sustentable, se percatará casi de inmediato que el termino -sustentable- dista muchisimo de simplemente poner un panel fotovoltaico a un edificio o vivienda; La -sustentabilidad- es cerrar y cubrir por completo todo un ciclo operativo (o cuando menos, en su mayor parte), pues de poco o nada sirve tener una fuente fotovoltaica cuando el consumo eléctrico solo para climatizar la vivienda es hasta cinco veces la producción que ofrece la fuente solar, o bien, la vivienda sigue produciendo los mismos desechos en la basura sin ninguna oportunidad de reciclar y reusar los que sean posibles. Y faltaría mencionar el no aprovechar las aguas grises o espumosas que genere la vivienda, o el uso de bio-aislantes (como bioazoteas, muros de vegetación, etc) para eficientar la climatización de la casa y reducir drásticamente los costes de climatización de la vivienda.





No quiero echar por tierra todos los esfuerzos que se han hecho y se hacen hoy día por promover el uso de estas soluciones y tecnologías sustentables, como lo son los subsidios gubernamentales para las viviendas (la famosa -hipoteca verde- del INFONAVIT), o los financiamientos para aislamientos en las casas o cambio del refrigerador doméstico por nuevos y eficientes (por parte de la CFE). No es mi intención menospreciarlos, por el contrario, me gustaría ver cada día más de estas iniciativas. Lo que busco denunciar es la falsa terminología de la que se aprovechan algunas marcas con tal de vender sus productos. Pienso que es muy distinto algo que busca, promueve o aporta un elemento sustentable, a referirse a un algo que es -sustentable persé-, como por ejemplo, un sistema aquapónico, en donde por un lado, se producen vegetales para aprovecharlos como comestibles y estos a su vez limpian el agua de una pila llena de peces, los cuales también se alimentan de los restos de los vegetales que sobren en la comida; Los peces, al excretar fertilizan el agua que luego aprovechan los vegetales como nutrientes y así, una vez más, dejan limpia el agua para los peces, los cuales por cierto, pueden ser para consumo humano. ¡Vualá!.. El ciclo 100% cerrado. ¡SUSTENTABILIDAD!

Pienso que no debemos permitir que la terminología acabe por desgastarse de esa manera tan comercial (y casi fraudulenta), pues se corre el riesgo de que al final, las personas y la sociedad en su conjunto acaben por decepcionarse o sentarle mala fama a la disciplina, echando en balde todos estos años de esfuerzo por promover y desarrollar una oportunidad de supervivencia para toda la humanidad.

El tiempo para cambiar nuestros hábitos se nos está agotando, y no tenemos tiempo ni oportunidad como para darnos el lujo de retroceder en este esfuerzo por dejar de devastar nuestro hábitat y aprender a vivir de manera más armónica y SUSTENTABLE con él.


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